¿Por qué lo hago?

Hago un blog porque me entusiasmó una amiga, Luisa García.

Quiero comentar cosas q no puedo poner en FB ni en twitter. Quiero también q me escriban y me digan q piensan para empezar discusiones creativas q me ayuden a compartir y aprender. Eso....me quiero entretener!





domingo, 16 de octubre de 2011

Felipe Dargent - Estudiante Doctoral de Biologìa en Mc Gill, Diario 16, 16 oct 2011

Transgénicos

Columnista invitado: Felipe Dargent Bocanegra, estudiante doctoral de biología en la Universidad McGill (y mi hermano).

Patricia Teullet, gerente general de COMEXPERU, sugiere que Gastón Acurio no sería un innovador como Steve Jobs dada su oposición al uso de productos transgénicos en el Perú. Estoy de acuerdo con Teullet en que los beneficios económicos del uso de transgénicos son considerables. Y también que pueden servir para obtener plantas de mayor rendimiento. El problema comienza cuando los argumentos sobre los beneficios se ponen más poéticos: sacar de la pobreza a los campesinos y beneficiar a la humanidad. Si fuera así de claro, Acurio sería un terco y un egoísta. Pero las cosas son más complicadas.

Todos los organismos usan un número limitado de recursos (energía o nutrientes) en diferentes funciones: crecimiento, producción de frutos, defensas contra plagas, etc. Lo que se invierte en una función se hace a costo de otras. Una planta genéticamente modificada que invierte más en resistencia contra insectos lo hace a costa de su crecimiento y producción de frutos. El problema del crecimiento se soluciona incrementando su adquisición de recursos, como nutrientes químicos y agua. La ventaja está en que nos ahorramos los pesticidas.

Sin embargo, los campesinos que ahorrarían en pesticidas tendrían que pagar costos más elevados en mantenimiento y en semillas. Además, los transgénicos generan ganancias a las grandes plantaciones y a las compañías productoras de semillas, no a los campesinos. Para que la producción con transgénicos sea rentable se requieren grandes extensiones donde solo se siembre un producto (monocultivos) y esta inversión solo la pueden realizar grandes corporaciones. Podemos discutir si estas ganancias son positivas para el país, pero no justificar el uso de transgénicos por sus ventajas para propietarios de pequeña escala.

Según Teullet, Acurio estaría desinformando sobre el tema. A la que le faltaría información es a Teullet, quien sostiene que se puede tener biodiversidad (organismos con rasgos y genes diferentes) y cultivos transgénicos a la vez. Por el contrario, la cantidad de tierra disponible para cultivos en el país es limitada; la producción de transgénicos se hace a costa de esta diversidad. Además, cuando hay cultivos transgénicos cerca se pierde la denominación de productos “orgánicos”, porque el polen de estas plantas y el exceso de productos químicos que requieren, afecta a plantaciones vecinas y al agua de uso común. Los monocultivos, sean o no transgénicos, tienen además un alto riesgo: si aparece una nueva plaga o hay cambios en su ambiente, se pierde toda la producción.

Finalmente, sobre innovadores. Si bien Jobs cambió la forma en que nos comunicamos y en el camino acumuló una fortuna, Acurio ha logrado que revaloremos nuestros productos y que nos sintamos orgullosos de una identidad diversa y común. Rosas azules y arroz multivitamínico se pueden hacer en cualquier laboratorio del mundo. Es más, se hacen desde hace rato. Pero resaltar nuestra diversidad y ponerla al servicio del desarrollo no es poca cosa. Tachar a Gastón de poco innovador con estos argumentos es poco elegante. Tanto como regalar rosas azules.

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